No pude evitar acordarme , tal y como terminó el calvario del miércoles , de “La Bombonera”, concretamente de un contertuliano llamado “Julios” ,o algo así. De él y de otro compañero de mesa que ,en más de una ocasión, a calificado , injustamente, según mi opinión, actuaciones de los nuestros como “espantoso ridículo”. Me refiero al primero por delante del segundo porque siempre se negaba a admitir tal calificación en referencia a nuestro equipo, esgrimiendo la frase; “El Sevilla jamás hará un espantoso ridículo”. Sentencia con la cual estaba más que de acuerdo.
Ayer , amigo Julios, permíteme la libertad de llamarte amigo, el Sevilla F. C hizo un espantoso ridículo, y te digo más, cuando lo digo no puedo desprender de mi afligido espíritu la sensación de no hallar su sentir saciado por tales palabras. Ayer, amigo Julios, hicimos un espantoso ridículo, creo que ni tú podrás estar en desacuerdo.
He postergado este post al día de hoy porque soy de aquellos que creen en la frialdad expositiva , pretendiendo alejarme del tremendo calentón que tenía y que, seguramente , me hubiera llevado enajenadamente a decir cosas desmedidas e injustas.
Hoy, desde un espíritu tranquilo, no por ello ausente el dolor de su ser, puedo controlar con suficiencia lo que es de justicia y distanciarme del fustigar gratuitamente a unos y a otros , incluso a mi mismo. Aunque , en honor a la verdad, pocas cosas de las que uno quiera decir del infierno del miércoles pueden entenderse como gratuitas.
Hicimos un espantoso ridículo y , como ya he dicho, siento que se quedan cortas estas palabras a pesar de lo durísimas que pueden ser carentes de un contexto.
No me sacian porque los futbolistas que deberían defender la grandeza del escudo que llevan en el pecho cada partido me hicieron sentir vergüenza hasta el colapso y una soledad tan tremendamente profunda , oscura y fría, que aun hoy me cuesta vislumbran la luz que me guíe hacia una salida.
Los catorce que pisaron el alto césped de San Mamés tuvieron un comportamiento INDIGNO. No hablo ya de carencia de dignidad personal, eso , ante los hechos acaecidos, me es totalmente indiferente. Hablo de su comportamiento , de su actitud para con la entidad que representan , de la indignidad dolorosamente repulsiva que nos regalaron a todos. A ti ,que llevabas una semana macerando día a día tus ilusiones, tus sueños, aderezándolo con tus nervios, tu ansiedad, tu excitación. A ti, que te reuniste en casa con tus personas queridas para compartir lo hermoso de ser Sevillista o para presumir de lo grande de serlo. A ti , que dejaste tu vida en manos de la nocturnidad de una carretera de más de 700 kilómetros para volverte por el mismo camino pero con tan diferentes inquilinos en tu alma. A ti , que lo escuchabas desde el trabajo escondido en la pequeñez de un auricular que se tornó en la inmensidad de un bravío e incomprensible océano donde naufragaron tus ilusiones. O a ti, que lo viviste el la compañía de tu hijo pequeño de dos años , que pusiste tu bandera bien engalanada en tu terraza a primera hora del día, que te llevaste toda la tarde cantando con tu niño nuestras canciones, que os pusisteis vuestras bufanda ,recuerdo de glorias pasadas, que os sentasteis delante del televisor para que te contará lo grande que es tu equipo, la grandeza de ser sevillista, como fue mi caso.
Nos fallaron a todos. De ahí nace lo indigno de estos hombres. El miércoles yo no sentí la grandeza de ser sevillista, me robaron esa grandeza, se la robaron al escudo , a las 12 barras roja y blancas, al emblema ,al balón, a San Fernando y sus acólitos. Atracaron a nuestra historia , se cagaron en ciento tres años de historia.
En ti también José María, que ahora te fusilan desde todo frente que se precie e incluso , agárrate , te culpan de la deshonrosa derrota, tú eres el culpable José María, ¡MANDA COJONES!. Tú hiciste lo que tenías que hacer, lo que hace todo buen capitán, echarse la presión sobre las espaldas, centrar todos los puntos de mira, dejar descargados a los tuyos para que hagan lo que tienen que hacer. Hiciste lo que tenías que hacer y quien no lo comprenda que estudie un poquito más, y quien lo utilice a conciencia para arrojarte mierda encima que conviva con el hedor de la podredumbre de su alma. Aleja de mi a los pusilánimes que nunca nos trajeron nada bueno. Te dejaron , José María , con el culo al aire.
En ti también Manolo, quizás en el que más, no sé si alguno te puede, aun hoy, mirar a los ojos. Claro está Manolo, eso ya lo sabíamos, también los hay que te culpan a ti, a ti, de tremendo descalabro, ya lo sabíamos ¿Verdad? . Es imposible alejar a las hienas de la sangre fresca. Todos sabemos que los únicos culpables fueron los futbolistas que le faltaron al respeto hasta a su misma profesión.
Y que coste , que conste , como ya he dejado claro en el comienzo de este post, que todo esto va dicho sin calentón alguno, desde la frialdad y la objetividad.
Una vez expuesta esta verdad incuestionable por flanco alguno hay que decir que tampoco es para tanto, y me explico. Tampoco hay que hacer un drama de todo ello, fútbol, como dijese aquel, es fútbol. Es lógico decir, yo mismo lo hice, que no hay excusa o explicación alguna, que es imposible que a un equipo grande le pase lo que le paso a los nuestros. Pero resulta que en este bello deporte, al igual que en la vida, nada , y digo nada, nada de lo que quepa en la realidad, es imposible. Pregúntenle al todo poderoso Barcelona el año que ganamos la copa por aquella noche que el Getafe le mojó la oreja con un 5-2 a su favor, al Barça , con su , a todas luces incuestionable, grandeza, con su tremendo poderío.
Nadie está exento de sufrir una pájara de tal calado, nadie, y el otro día nos tocó.
Quizás, la única respuesta que encontremos al cuestionarnos el por qué sea no preguntarse por el por qué.
Ahora ya todo está hecho, ya ha pasado, me gustaría poder dar rienda suelta en lo real a esa sensación que albergo desde antes que finalizara el descalabro; el deseo de coger el mando de la tele y poder rebobinar el tiempo para empezar de nuevo, reiniciar el partido como si fuese una Play (si, me tango en la Play, conmigo el Sevilla nunca pierde ;) ) pero resulta que es imposible. Solo queda levantar la cabeza, recuperar el orgullo que ,por unos momentos , nos robaron los nuestros. Perdonar , apoyar y tirar “palante” .
No olvidar, por lo menos no ahora, ahora hay que corregir, aprender, y tratar que cosas como estas no sucedan nunca más.
Dolor, malestar, cabreo, desamparo, si, es inevitable, ha sido un palo durísimo, pero siempre, en su justa medida. Nunca, y repito, nunca, podré renegar de los mios, o quejarme más de lo justo o necesarío, porque nunca podré olvidar , nunca, que este equipo, mi Sevilla me ha regalado a mi corta edad cinco títulos, seis finales y cuatro semifinales.
Nunca podemos perder la objetividad, la justicia para con quien tanto nos ha dado.
Ahora más que nunca ; ¡¡SEVILLA F.C!!
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viernes, 6 de marzo de 2009
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